quarta-feira, 14 de março de 2012

De Ratzinger,"prefiro a sua produção dos anos 60",diz o espanhol Mariano Delgado


O teólogo espanhol Mariano Delgado, professor em Friburgo (Suíça), leigo, foi eleito para a Academia Europeia de Ciências e Artes (constituída em Viena, Áustria, em 1990, por iniciática do Cardeal König). Deu uma entrevista a Religión Digital (aqui), de que destaco os seguintes aspetos:
Teologia espanhola desconhecida na Alemanha. La teología española es prácticamente desconocida por estos lares. Se ha traducido algo ultimamente a Andrés Torres Queiruga, pero baste como síntoma decir que uno de nuestros más preclaros teólogos como Olegario González de Cardedal no está traducido al alemán, mientras que sí lo están muchos latinoamericanos de segunda fila, sin que haya razones realmente teológicas o académicas para ello, aparte de la simpatía por la teología de la liberación. Por otra parte, los grandes, y también algunos menores, teólogos de lengua alemana están profusamente traducidos al español. Esto significa que seguimos teniendo un mercado teológico más receptor que exportador o innovador, y la proliferación de centros teológicos en los últimos años no va acompañada de un aumento de la calidad. 
Teologia na Universidade pública? A mi modo de ver, sí, sin ninguna duda. Los teólogos de la Escuela de Salamanca decían que Jesucristo no es un embaucador o estafador, sino un «maestro que enseña y da razones». Por eso la fe requiere la razón o el entendimiento, y por eso la teología debería estar siempre presente en los foros académicos. Esto contribuiría también a una mejor formación académica del clero y de los demás agentes de la Iglesia y a un mejor conocimiento de las problemas y la situación de la sociedad. Y no hay que olvidar que la teología académica también tiene la tarea inalienable de analizar las «patologías» de la religión y del cristianismo, que no son pocas. Y esta labor de higiene se hace mejor en la Universidad pública que en el gueto eclesial. 
Maiores teólogos espanhóis. Olgario González de Cardedal por su solidez intelectual, bien enraizada en la tradición, y su buena pluma, abierta también a los meandros de Dios en la literatura, la filosofía y la mística. Andrés Torres Queiruga por su originalidad innovadora, que a primera vista suscita más cuestiones que respuestas, pero que procede de una espiritualidad serena y sanjuanista. Entre los historiadores de la Iglesia me quedo con Juan María Laboa, ahora que ya no está entre nosotros José Ignacio Tellechea, sin olvidar el gran trabajo que ha hecho Josep-Ignasi Saranyana. 
Ratzinger enquanto teólogo. Es sin duda un gran teólogo, al que tengo muy leído y que es muy sugerente, pero hay que evitar convertir en «canon», pues la teología vive, ya en el mismo Nuevo Testamento, del pluralismo ante el hecho inconmensurable de la encarnación. Yo prefiero su producción de los años sesenta, pero me gustan también algunos libros-entrevistas de su etapa como Cardenal-Prefecto con sus análisis de la situación de la Iglesia. Y su primera encíclica como Papa, «Deus caritas est», entrará en la historia como un magnífico esfuerzo por clarificar lo esencial del mensaje cristiano en un mundo cada vez más plural y dado a la confusión. 
Religião e téologos. La religión es demasiado importante para dejársela sólo a los teólogos o a los representantes de las llamadas «ciencias de la religión».

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